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jueves, 9 de enero de 2014

Las Drogas y los Adolescentes


descarga_4_.jpg      Desde los comienzos de la historia, la humanidad ha buscado aliviar las enfermedades que agobian al cuerpo y al alma acrecentando el desarrollo de un verdadero arsenal de medicina. Las personas siempre han confiado en las drogas para aliviar la infelicidad y la mala salud, así como para dar ánimo a sus vidas. Los antiguos griegos tomaban alcohol; la marihuana se empleaba en China e India con bastante anterioridad al nacimiento de Cristo, y la cocaína era un producto básico de uso general entre los incas del siglo XVI. Si las drogas han sido siempre una constante, ¿por qué estamos tan preocupados por su uso actual? Por una razón: porque actualmente muchas personas están usando drogas a una edad muy temprana, Y aunque el empleo moderado de ciertas drogas puede no ser nocivo, los adolescentes no son conocidos propiamente por su moderación. En estos años de crisis de identidad con frecuencia recurren a las drogas como respuesta inmediata para sus problemas, y al mismo tiempo que ponen en peligro su salud física y psicológica, fracasan por en su intento por resolver sus problemas. El uso de drogas por parte de la juventud y en determinados países parece haber descendido, después de haber estado en su máximo durante la década de los años 60, pero muchas personas jóvenes continúan consumiendo drogas legales, como alcohol y nicotina, e ilegales, como marihuana, LSD, cocaína, anfetaminas, barbitúricos y heroína.
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     De 7,414 estudiantes estadounidenses de secundaria encuestados, 85% había ingerido alcohol y 27% fumado marihuana. Solo el 8.6% había probado LSD y menos del tres por ciento había consumido heroína. La curiosidad impulsaba a la mayoría a experimentar con las drogas y muchos la prueban y dejan de hacerlo. Algunos estudios indican que el uso de drogas en sí mismo puede no ser evidencia de psicopatológica, sino un resultado de la curiosidad adolescente normal y del deseo experimentar. Por supuesto que esto no se aplicaría a aquellos jóvenes que continúan usando drogas en forma regular y excesiva. En un estudio realizado en el cual se encuestaron a 551 estudiantes de colegios privados de secundaria, de clase media, blancos, se encontró que el consumidor de drogas ilícitas tendía ser un muchacho de mayor edad, que también fumaba y bebía, obtenía bajas notas en los estudios y no estaba interesado en ir a la universidad, tenia amistades que consumían drogas, era sexualmente activo, tenia una historia de dificultades con la policía y generalmente era infeliz.
     Las pautas de uso juvenil de drogas siguen por lo general las de la sociedad adulta. Así mismo como los adultos toman barbitúricos y estimulantes para aliviar la infelicidad, la depresión y las tensiones cotidianas, igualmente lo hacen los jóvenes, Tanto las compañías farmacéuticas como los adolescentes drogadictos, exaltan el empleo de drogas en prácticamente toda situación humana. El peligro de esta actitud reside en que optar por una solución química ensombrece la naturaleza real de los problemas que debe enfrentar la juventud y puede impedir el discernimiento necesario para modificar los sistemas sociales o para crear un nuevo orden social.
ALCOHOL
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     Muchas de las mismas personas que están bastante preocupadas por el uso ilegal de la marihuana tendrían poco que decir cuando se les recuerda que el alcohol es también ilegal para la mayor parte de quienes estudian secundaria y universidad y que además es un problema bastante más grave. El alcohol es actualmente la droga de la cual más se abusa en muchos países. Ciertamente es la que se emplea con mayor frecuencia. Hay miles de bebedores en cada país; por ejemplo, en Estados Unidos la cifra actual se acerca a 80 millones, muchos de los cuales son personas jóvenes.
     Más de un millón de jóvenes bebe diariamente o durante los fines de semana. Los muchachos beben con más frecuencia y más excesivamente que las jóvenes; la cerveza es la bebida favorita de los jóvenes en esta edad, seguida por el vino, y luego por bebidas fuertes; por otra parte los hijos tienden a seguir las pautas de bebida de sus padres. El abstemio tiende a provenir de un hogar abstemio; el bebedor moderado, de un hogar en el cual los padres beben moderadamente y el bebedor en exceso, de un hogar en el cual la pauta ha sido beber excesivamente.
     La mayoría de los jóvenes bebe en forma moderada y poco frecuente, y no tiene problemas con el alcohol, pero algunos jóvenes, así como unos cuantos adultos, no pueden manejar esta potente droga psicoactiva.
     El típico bebedor joven problema es un muchacho de 15 años o más que excepcionalmente va a la iglesia, tiene pobre rendimiento escolar y proviene de una familia con padres bebedores. Un hecho interesante es que probablemente ha tenido su primer ensayo con alcohol hacia los 12 años, más tarde que bebedores más jóvenes, quienes beben en forma más moderada.
descarga_7_.jpg     La mayor parte de los jóvenes comienza a beber debido a que lo considera algo propio de personas adultas y continúa así por las mismas razones que lo hacen los adultos: para poner una nota de calor agradable en situaciones sociales, para reducir la ansiedad y para escapar de los problemas. La adicción alcohólica de los adolescentes se relaciona estrechamente con el comportamiento delincuente, ya que por el mismo hecho de beber muchos jóvenes se comprometen en comportamientos antisociales. La bebida no es el problema que causa la delincuencia, pero tanto una como otra situación se originan en las mismas necesidades.
MARIHUANA
images_9_.jpg     Aunque muchos jóvenes usan la marihuana en la misma forma que sus padres usan el alcohol, el hecho de usar una droga lejos de la vista de la generación de los padres incrementa la curiosidad de la juventud y la ansiedad de los adultos. La marihuana ha sido conocida en todo el mundo desde hace siglos, pero su uso entre los jóvenes de clase media es un fenómeno reciente.
     En diferentes estudios se llegó a la conclusión de que los adultos jóvenes fumaban y bebían con mayor frecuencia que consumían marihuana, pero los estudiantes de secundaria consideraban el tabaco como un mayor riesgo para la salud que la marihuana.
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     Tanto losestudiantes como los no estudiantes de la misma edad tienen la misma probabilidad de fumarla y aun aquellos que no la usan por lo común aceptan que otros la usen. El consumo de marihuana ha aumentado en forma constante durante los años recientes.
     Los fumadores de marihuana tienen mayor tendencia a beber y los usuarios excesivos tienden también a ser bebedores en exceso. Probablemente lo uno no es causa de lo otro, pero la correlación refleja el hecho de que ciertos tipos de personalidad recurren a las drogas para resolver problemas.
     La marihuana no crea dependencia física, pero en algunas personas parecen llegar a depender psicológicamente de ella. Por otra parte, puede ocasionar algunos problemas físicos. Investigación reciente sobre adultos jóvenes saludables indica que el fumar marihuana en forma crónica puede dañar de manera permanente las vías respiratorias en forma inconcluso no observada en fumadores habituales de tabaco; y se dice que el humo de la marihuana contiene 50% más de sustancia cancerígenas que el humo del tabaco.
TABACO
images_11_.jpg     Un cigarrillo a hurtadillas en la parte de atrás del garaje se ha vuelto un asunto jocoso del folclor adolescente. Pero lo entretenido del hecho, las sonrisas indulgentes para este acto de pillaje juvenil orientado al uso regular del tabaco, se han convertido en algo preocupante, por las noticias relacionadas con sus peligros para la salud.
     La mayor parte de los jóvenes que están entre los 13 y los 18 años considera que fumar produce cáncer y aumenta el riesgo de ataque cardiaco. Sin embargo, uno de cada cuatro jóvenes de esta edad fuman y muchos de los que sustentan opiniones son fumadores regulares. La mayor parte de los fumadores jóvenes piensa que dejara de fumar en cinco años o menos, al parecer desconociendo la tremenda dificultad que experimentan muchas personas para dejar esta hábito. De hecho, muchos científicos opinan que fumar no es ya un hábito sino una adicción fisiológica.
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     Mientras en la actualidad cada vez menos adultos están fumando, más jóvenes especialmente del sexo femenino, lo están haciendo. Si esta tendencia continúa, el tipo de igualdad femenina logrará que se produzca también para las mujeres iguales posibilidades de contraer enfermedades relacionadas con el hecho de fumar, como cáncer pulmonar y ataques cardiacos.
     Los jóvenes adolescentes comienzan a fumar porque se dejan llevar. Frecuentemente los jóvenes fuman su primer cigarrillo entre los 10 y los 12 años y excepcionalmente lo disfrutan. Aún así muchos se esfuerzan para conseguir otro; quienes llegarán a ser fumadores por lo común lo hacen hacia los 12 y 13 años por primera vez, y los fumadores llegan a ser físicamente dependientes de la nicotina hacia los 15.
images_12_.jpg     Las personas jóvenes tienen más probabilidad de fumar cuando sus amigos y familiares lo hacen. Si un progenitor fuma, un hijo tiene el doble de probabilidad de hacerlo que en el caso de que ninguno de los padres fume. Si ambos progenitores o uno de ellos y un hermano o una hermana mayor fuman, las probabilidades son de cuatro a uno de que un joven lo seguirá haciendo. Y si el mejor amigo de un chico fuma, la probabilidad de que el chico lo haga también, aumenta nueve entre diez veces.
     Fumar es un fenómeno particular: las personas jóvenes que no planean ir a la universidad tienen el doble de probabilidades de fumar que aquellas que planean ir. También es algo relacionado con la personalidad. Los fumadores jóvenes tienden a ser más rebeldes, más capaces de tolerar la ambigüedad, desean ser mayores, tienen menos éxito escolar y frecuentan menos los deportes.
     Se han hecho muchos esfuerzos para desanimar a los jóvenes a que fumen, pero lo único positivo y que parece constituir una promesa se relaciona con el liderazgo ejercido por los compañeros. Puesto que las presiones de los compañeros parecen ser tan efectivas para inducir a fumar a las personas, su influencia en sentido contrario puede constituir el mejor mecanismo preventivo.

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